martes, 30 de julio de 2013

Separación

Después de la cama fría, los cajones desiertos, y los porta retratos sin rostros.... En el hueco del horno  la marca del uso y el desuso deja su estela- por arriba el brillo superfluo, por abajo la grasa pegada- firme, dura y eterna, irremovible. 
Infame, la mugre sobre la mugre, se ríe del CIF y me recuerda aquello que olvidé limpiar, antes de la mesa, después de cada la cena, entre los platos rotos.
Tanto en el sillón como en el piso, ahí  cerca de lo que supo ser una cama, las últimas pelusas de un compañero que ya no está, que no me dejó, ni hubiera querido que lo deje, que nos amigamos circunstancialmente y, de la misma manera que llegó a mi vida, se retiró o lo retiraron. Poco importan esos detalles a la luz de los resultados pues no importa la forma en la que las cosas se hayan ido, lo cierto es que ya no están, y las paredes siguen siendo las mismas  y los techos siguen siendo los mismos. 

largá el pucho, pintá tu casa y sonreí más

jueves, 16 de mayo de 2013

Publicidad y género


Luego de reconocer las impresiones que esta publicidad nos deja, es inevitable pensar en cómo ciertamente nosotros, los receptores, reconocemos este mensaje y lo naturalizamos como tantos otros, aunque nos indignamos y denunciamos el machismo que en él se lee, admitimos esas experiencias en el resto de los planos que nuestro juicio contempla. Esto se debe a que lo que “la publicidad pone en intercambio comunicativo son representaciones del mundo de los individuos organizados socialmente e inclusive de los individuos aislados”[1]. Es indudable que este mensaje es dirigido a una franja etarea relativamente joven, que contempla desde los 18 años, en que uno está “legalmente habilitado” para beber  alcohol y además se abre paso abiertamente a la sexualidad, a los 25 / 30 años en que ese tipo de fantasías aún son “socialmente aceptables” en términos generacionales, en determinados círculos sociales a los que la publicidad apunta.
         El punto de inflexión no se encuentra en una experiencia sexual de cuatro personas sino en la dualidad de sujeto/objeto de la mujer, dado que en esta  publicidad deja de ser sujeto de la relación sexual, para pasar a ser objeto al igual que la cerveza.   
         En esta dirección Amparo Cadavid señala que es importante para analizar este tipo de mensajes publicitarios, “mirar a la mujer más allá de sus relaciones con el hombre para ubicarla dentro de un contexto más complejo: la mujer dentro de la cultura de la cual forma parte.” [2]  Ya que aquellas imágenes machistas y tergiversadas que devienen de los medios masivos de comunicación, no son más que representaciones sociales  retomadas de las prácticas culturales donde esas mismas imágenes toman cuerpo y adquieren sentido. Estos mensajes, señala la autora, “son recibidos, interpretados y utilizados por las personas como otros elementos de la cultura dentro de la cual viven y la cual reproducen con su propia actividad social”.
         En este punto radica el éxito de los mensajes publicitarios, que en tanto producto de la cultura de masas, retoma las diferentes representaciones sociales y “recupera matrices, modos de percepción popular y los desactiva, los deforma, los despolitiza, los descontextualiza, los neutraliza (…)” En consecuencia “Las masas populares invierten en esa cultura su deseo y de ella extraen placer.”[3]
            Sería apropiado analizar el concepto de hegemonía de Gramsci entendiendo a la cultura como su lugar de ejercicio, donde a través del consenso, un orden hegemónico mantiene su estatus quo por medio de la reproducción de sus sentidos, en principio, en los espacios de socialización primaria, luego en las diferentes instituciones educativas, religiosas, a través de los medios de comunicación, etc. Es ahí en la interacción con el otro, en que los sujetos construyen los significados, se tipifica la realidad, se asignan roles a los diferentes actores sociales, se define el lugar que el sujeto ocupará dentro del campo cultural.
         Desde la perspectiva de la hegemonía de Gramsci “este lugar subordinado no puede ser visto como producto de una relación dominado-dominante sino a través del consenso que todo orden hegemónico necesita para funcionar.” [4] No puede haber dominación sin seducción del dominado.
         Lo que se quiere decir con esto es que si la mujer se refleja en las publicidades como objeto y no sujeto de la relación sexual, es por que hay una coyuntura cultural que admite, sostiene y reproduce ese reflejo garantizando el éxito de la publicidad y legitimando ese discurso en sus propias prácticas culturales, a pesar que en la superficie su revisión resulte nefasta y chocante.
         En efecto es interesante revisar algunos aportes hechos por Simone de Beauvoir  con respecto a algunas representaciones sociales que son sostenidas por ambos géneros y aún hoy mantienen su vigencia: “Si la mujer se ofrece con excesiva osadía, el hombre se hurta: él pretende conquistar. De modo que la mujer solo puede tomar haciéndose presa: es preciso que se convierta en una cosa pasiva, una promesa de sumisión” [5]
         Esto es precisamente  lo que percibimos al ver la publicidad, una imagen burda y exagerada de una silueta femenina, pasiva, domesticada, aparentemente, sumida al ritmo impuesto por tres hombres, sin moverse demás, sin volcar el contenido del envase.
Y en relación a lo que las figuras masculinas transmiten en la publicidad se condicen con la siguiente afirmación “A menudo, considera el hombre la cama como el terreno donde debe afirmar su agresiva superioridad. Quiere tomar y no recibir; no intercambiar sino maravillar. Trata de poseer a la mujer más allá de lo que le da; exige que su consentimiento sea una derrota, y las palabras que murmura, confesiones que el le arranca; si ella admite su placer, reconoce su esclavitud”. [6]
         Si bien muchos pueden cuestionar la vigencia de dichas afirmaciones, publicidades como la que se está analizando tienen la capacidad de simbolizar esas representaciones que están latentes en la sociedad, y continuamente se están retroalimentando, justamente por la acción de los medios, que como sostiene Thompson “los medios no sólo contribuyen a moldear la percepción, sino también las acciones e interacciones sociales, las cuales se materializan y tienen su expresión en los comportamientos individuales y colectivos.”[7]

“A la mujer, para que realice su femineidad se le exige que se haga objeto y presa, que renuncie a sus reivindicaciones de sujeto soberano”
“La mujer necesita- al igual que el hombre- no solo satisfacer sus deseos físicos, sino conocer la relación y la diversión que aportan las aventuras sexuales felices (…) todavía existen medios en los cuales no le es concretamente reconocida esa libertad; si hace uso de ella, se arriesga comprometer su reputación”.
“Para la mayor parte de las mujeres, como también para los hombres, no se trata sólo de satisfacer sus deseos, sino de conservar su dignidad de seres humanos al satisfacerlos”
 “la mujer ha consentido en hacerse carne en la turbación (…) es preciso estar groseramente ciega, o ser excepcionalmente lúcida para sacar partido de semejante derrota”



[1] Texto de cátedra: Benedezú Raul, Comunicación publicitaria, eficacia y lógica cultural, Lima, Revista Día-Logos de la comunicación N º 17, FELAFACCS, 1990.
[2] “Mujer y publicidad: más allá de una imagen” Amparo Cadavid.
[3] “De la comunicación a la cultura” Jesús Martín Barbero
[4] Texto de cátedra: “Introducción a los estudios de género, comunicación, cultura y poder”.
[5] “El segundo Sexo” Simone de Beauvoir.
[6] “El segundo Sexo” Simone de Beauvoir.
[7] “Representaciones sociales construidas por audiencias infantiles, a partir del análisis de las mediaciones ejercidas por los medios y tecnologías de comunicación”  Maritza López de la Roche.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Relatos de una adolescente desencantada


Nací en el auge de un neoliberalismo feroz, llevo en la genética las generosidades de la globalización y las nuevas tecnologías, la mayoría de las cosas que me rodean provienen de más de un país, dado que se fabrican en china, se ensamblan en Armenia, se pintan en Estados Unidos, y se envasan en Brasil.
La historia me pasó por el costado, mis padres tienen 55 años, y la dictadura militar les mostró los dientes en la universidad, se escondían los volantes de las agrupaciones en la ropa interior y volvían corriendo a sus casas. Por suerte la clase del año 1956 y 1957, que corresponde a la promoción de mi padre, sorteó la colimba y la guerra de Malvinas lo encontró mayor para participar. Mientras algunos morían de hipotermia en las islas mis padres se casaban por Iglesia. Festejaron la democracia, y saliendo de la crisis económica de fines de los años ochenta nací yo.
Los noventa se llevaron a mis primos de 30 y 40 años a estudiar a Estados Unidos y a Europa, lamentablemente, cuando tuve la edad de pensar en la posibilidad de conocer otros países y hasta en la idea de estudiar allí, mis padres se encontraban en una situación de endeudamiento crónico, en el que al salir de un préstamo entraban en otro.
Así me despedí de la adolescencia, de crisis en crisis, viendo cómo el esfuerzo de treinta años de arduo trabajo de mis padres no era suficiente para llegar a fin de mes. Con ambiciosas proyecciones de futuro y pocas puertas para llegar a esas metas, hoy descreo de todas, o casi todas las instituciones del estado, no me aferro a ningún símbolo patrio y mis raíces sólo están en cada letra de la Renga y de los Redonditos de Ricota.

La muerte no modifica lo que en vida se realiza



Hace poco tiempo la sociedad argentina se vio interpelada por la muerte de uno de los dirigentes de la actualidad más importantes del país. La pérdida de Néstor Kirchner fue golpe durísimo no sólo para los amplios sectores de la sociedad que en él hallaban representación, sino también para toda la población que luego de su deceso encontró en su conducción decisiones políticas y económicas acertadas.
Resulta paradójico lo que sucede con las grandes figuras políticas, que logran después de difuntos generar un cambio en la percepción de mucha gente, que hasta ese entonces solo veía, o criticaba, los aspectos negativos de las medidas tomadas durante su gestión.
De todos modos, y a diferencia de aquellas mayorías que luego de criticar su gobierno, y el de su mujer, por casi siete años engrandecieron su figura a la hora de su muerte, yo sigo respetando las decisiones acertadas y resaltando los errores y los interrogantes acerca de los cuales su gobierno jamás dio respuesta.
El compañero Jorge Julio López fue tres veces desaparecido: en la dictadura militar, luego, durante el gobierno de Néstor Kirchner, y en la actualidad, en los medios de comunicación. Y el gobierno jamás pudo dar respuesta.
De modo que para este pueblo, no hay políticas, ni medidas progresistas que valgan con compañeros que desaparecen y mueren en manos de alguna fracción policial. Un gobierno, que desliga de su estado el accionar de su brazo armado como es la policía Bonaerense y Federal, y no interviene en los procesos de investigaciones judiciales “trabadas” , peca de hipocresía al alzar las banderas de los derechos humanos, y al sentar en sus palcos a Madres de Plaza de mayo.

17 de octubre: Surgimiento del movimiento peronista


Desde la mañana temprano se respiraba un aire combativo, el sindicato no había tomado una postura oficial, y desde el 8 octubre esperábamos algún posicionamiento. Como no fue así, mis compañeros panaderos y yo, desde la madrugada temprano nos congregamos en la fábrica, y resolvimos parar las actividades por los últimos acontecimientos, pues nos parecía desleal luego de que Perón nos haya dado tanta ayuda, pasar por alto su destitución.
Pero algo extraño sucedió ese día, desde el bar que está de cara a constitución notamos que a medida que transcurría la mañana entre, llegada y salida de tren, una muchedumbre de personas marchaban indudablemente hacia la plaza de mayo, todos los rostros eran parecidos: Mamelucos, y descamisados morochos y rubios caminaban eventualmente, con pancartas hacia la misma dirección, muchos solos, otros bajo banderas de su lugar de origen, o de trabajo.
El calor sofocaba y la muchedumbre no cesaba, múltiples columnas de obreros y obreras llegaban desde el conurbano, y desde diferentes puntos de la provincia, a clamar por el Coronel que se hallaba privado de su cargo y de su libertad detenido en el hospital Militar.
De modo que al entender la magnitud de lo que estaba ocurriendo, casi espontáneamente, no dudamos en apurar nuestro desayuno y marchar junto con el resto de los obreros, por la causa que nos unía a todos los argentinos trabajadores por igual.
La caminata se hizo amena, entre cantos y agitación, ya que se retroalimentaban nuestras energías al ver la tamaña manifestación que se estaba gestado, ya que ni el gobierno, ni nosotros mismos, podíamos creer lo que se dio aquel 17 de octubre de 1945.
Al llegar a la plaza la sorpresa fue mayor, ya que no había espacio en blanco visible, miles y miles de personas, formaban un conglomerado de cabezas negras, banderas y pancartas, cantando a unísono, sacándose los zapatos y refrescándose en las fuentes.
Metalúrgicos, peones, ferroviarios, trabajadores de los frigoríficos, hasta las costureras se encontraban allí haciendo acto de presencia por un mismo ideal, por la misma persona, por la misma doctrina, por el mismo proyecto de país, dándole origen al movimiento peronista.
¡Ese fue el peronismo! El que pasó a la historia, el que surgió de los engranajes de la base de la economía, el peronismo de los obreros, cuya lealtad trascendió a los libros y al mismo Perón.

miércoles, 27 de octubre de 2010

¿Qué parte no se entendió?

Se derrumba el Puente

Cuando los actos no se condicen con lo que la racionalidad aporta, es por entrar en contradicción con las emociones, que al fin y al cabo son lo único real que tenemos, aquello que sabemos que está allí por que lo sentimos, y determinan cada uno de nuestros movimientos.
Estas son las contradicciones que nos atraviesan diariamente, cada decisión, cada acción, esta supeditada a ellas.
El conflicto se presenta cuando las decisiones que llevamos a cabo , no se condicen ni con la mente, ni con la emoción que determinó que se ejecute tal decisión. De modo que la mente piensa A, el corazón siente B y el cuerpo hace C. Si bien parece no tener ningún sentido esta ecuación, es algo que sucede a menudo. La pregunta es por qué diablos uno no puede simplemente hacer lo que siente. No obstante, la respuesta cae al alma: muchas veces lo que uno siente, o necesita hacer para sentirse, no es lo que quiere.
¿Basta con decir? ¡Si quiero eso! ¡pero no así!. Y buscar una nueva manera.
No sé en qué momento pasó, pero de repente ya no comparto este código con nadie.
Parece utópico pensar en la posibilidad de llegar a un estado en el que todos puedan plantearse tanto a sí mismos, como hacia los demás, la necesidad de expresar libremente, ¡que excitantemente fantástico sería sobrevivir a esa experiencia!¡ Pero no así, no en estos términos ... con tus condiciones, esas tan horribles, y autoritarias, que no me dejan otro lugar en el mundo que no sea este. Un lugar carente de espacio en el que no puedo decidir absolutamente nada, un lugar de encierro en estas paredes, de las que si quiero salir salgo, pero para ello debo pasar por encima de tu cuerpo, o huir por la ventana.
Que fraguada me siento... La casa está desordenada y La cabeza también. Pero si no fuera por ese fuego adolescente que aún se encuentra encendido en su pecho, por su piel que no es la de la juventud, y sus cicatrices que me recuerdan cuanto camino nos separa, nada de esto estaría en duda. Cada pliegue en la superficie de su rostro, sin llegar a ser arrugas, denuncian cuánto le gusta reír y cuánto le gusta llorar. Su sonrisa que se ilumina en la espontaneidad con una caída de ojos, y un gesto complaciente dejan en evidencia que hasta el día de hoy no hay mortal que pueda mantenerse indiferente ante esos redondos ojos negros.

Y otra vez , volvemos a empezar ... Aunque no quiera, aunque no deba, estoy dudando de continuar...

jueves, 7 de octubre de 2010

Una imágen de la dictadura


A la hora de pensar en el golpe militar que sufrió la argentina en el año 1976 lo primero que viene a la mente del imaginario colectivo es aquella figura del desaparecido, ni vivo ni muerto, marca sellada a fuego en la identidad de nuestro país; como así también la lucha de las “locas de la plaza de mayo” circulando por la plaza central, alrededor del monumento, entre el cabildo y la casa de gobierno, justo al lado de la catedral de la iglesia católica; esos hijos que nunca volvieron, esos nietos que nunca pudieron conocer, cada derecho humano enterrado en cada fosa común de cada cementerio municipal. Y todo ello conjugado tratando de conciliar a un ser nacional, que no se consolidó con un mundial 78’ o una guerra de Malvinas.

Es por ello que retomo la imagen de las madres de plaza de mayo circulando alrededor del monumento, como máxima expresión de una lucha que signó y signará nuestra historia siempre. Ya que en ellas se refleja la organización por una causa común: El derecho humano, no es un hijo desaparecido, si no todos los hijos detenidos desaparecidos del país.

En ese sentido la visibilidad que adquieren las consecuencias de un proceso de violencia política y exterminio, cuyos efectos son directos y palpables, hicieron inexorable, la organización y toma de postura de aquellas madres y abuelas a quienes les arrancaron a sus hijos y nietos, la ausencia de 30 mil seres amados, políticos, militantes o no, adolescentes y adultos, aun hoy interpelan constantemente a nuestra sociedad y remueven en su fibra más intima. Por ello todos somos presos políticos de nuestra identidad nacional.

Tweets por @luciagambarotta